Lo que el pasado 15 de Mayo, inició como un justo reclamo de un grupo de comensales de la Universidad Nacional del Centro del Perú que consistía básicamente en mejorar las condiciones de atención del comedor universitario, hoy se ha convertido en un necio pedido no solo de comensales sino también de algunos docentes y trabajadores administrativos, que exigen la salida del Rector Carlos Adauto Justo, hoy acusado de corrupción.
Pero si de necedades hablamos, las cometidas por Adauto, sin duda son memorables, que van desde permitir que los medios de comunicación victimicen a los insurgente dirigidos por un entonces desconocido Carlos Lazo, hasta ordenar que la policía retome violentamente el control del campus universitario.
Cuando se creía que luego de la tormenta vendría la calma, el pequeño “Huaynalaya” y compañía se encargarían de cosechar más tempestades, retomando el campus universitario exigiendo esta vez no solo la salida del rector, sino también de algunos decanos y docentes acusados de corrupción.
Mientras los Carlos (Adauto y Lazo) encabezan una lucha mediática por demostrarnos quien es más nocivo que el otro, la que fuera conocida como primera casa superior de estudios, de un tiempo a esta parte se viene convirtiendo en un simple caserón donde las tomas están a la orden del día. Salud seco y volteado.
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